FAO: LOS RECURSOS FORESTALES DEL MUNDO 2020

 

Es un nuevo informe interactivo de la FAO que contiene los principales resultados de la Evaluación de los recursos forestales mundiales 2020 (FRA 2020).

FRA 2020 examina la situación y las tendencias de más de 60 variables relacionadas con los bosques en 236 países y territorios en el período 1990-2020.

La información que proporciona FRA presenta una visión global de los bosques del mundo y de la forma en que estos recursos están cambiando. Este claro panorama mundial respalda la elaboración de políticas, prácticas e inversiones apropiadas en el ámbito de los bosques y la silvicultura.

¿Sabía que los bosques cubren casi 1/3 de la tierra a nivel mundial?

Lo que equivale a 4 060 millones de hectáreas.

En otras palabras, hay alrededor de 0,52 hectáreas de bosque por cada persona en el planeta.

Ver Fuente: http://www.fao.org/forest-resources-assessment/2020/es

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La NASA demuestra que la Tierra es «más verde» gracias a China e India

MAPA
Image captionLas imágenes de la NASA muestran que hoy el planeta es más verde.

Todos los días vemos noticias de cómo la deforestación está acabando con la vegetación en el planeta.

Por eso, a muchos los hallazgos de un nuevo estudio de la NASA les pueden sonar extraño.

«El mundo es literalmente un lugar más verde que hace 20 años«, dice el informe, publicado la semana pasada.

Además, revela que de manera extraordinaria China e India, los dos países más poblados del mundo, son las principales fuentes de este reverdecimiento.

Fin de las recomendaciones.

Durante casi 20 años, dos satélites de la NASA han estado recopilando datos e imágenes de la Tierra, para observar cómo se comportaba su vegetación.

Al analizar esa información los investigadores se dieron cuenta de que durante esas dos décadas ha aumentado el follaje en un área equivalente a todas las selvas tropicales del Amazonas.

bosque en China
Image captionChina tiene un programa para aumentar sus áreas de bosque.

La gran contribución de China a este aumento de vegetación se debe en su mayor parte a que el país ha implementado programas para conservar y expandir sus bosques, como estrategia para reducir los efectos de la erosión del suelo, la contaminación del aire y el cambio climático.

El aumento del verde también se debe, en menos proporción, a un intensivo aumento de las tierras de cultivo en ese país.

En el caso de India es al contrario. El reverdecer se debe al incremento de la agricultura y solo una pequeña parte al aumento de bosques.

«Eso no significa que las áreas de bosques estén siendo reemplazadas por tierras de cultivo«, le dice a BBC Mundo Chi Chen, investigador del Departamento de Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Boston, quien lideró el estudio.

agricultura.
Image captionEn India, el aumento de áreas verdes se debe sobre todo al incremento de la agricultura.

«En muchos casos, se debe a la utilización de un mismo terreno que se vuelve más productivo«, explica.

En ambos países la producción de granos, vegetales y frutas ha aumentado entre un 35% y 40% desde 2000.

Mejorando pero…

Para los autores del estudio en general sus hallazgos son una buena noticia.

«En los 70 y 80 en India y China la situación de pérdida de vegetación no era buena», dice en un comunicado Rama Nemani, investigador del Centro Ames de la NASA, quien participó en la investigación.

«En los 90 la gente se dio cuenta de ello y hoy las cosas han mejorado».

Pero también hacen algunas advertenciasy matices.

amazonas
Image captionEl aumento de bosques en algunas regiones no compensa la deforestación que ocurre en áreas como el Amazonas

Dicen que esta tendencia de reverdecimiento depende de varios factores. En India, por ejemplo, el aumento de la producción de alimentos depende de la irrigación de aguas subterráneas, si esta agua se agota, la tendencia puede cambiar.

Además, señalan que el aumento en el verdor a nivel mundial no compensa el daño causado por la pérdida de vegetación natural en regiones tropicales, como Brasil e Indonesia.

«Las consecuencias para la sostenibilidad y la biodiversidad en esos ecosistemas permanecen», dice el informe.

Además, como le explica Nemani a BBC Mundo, «las tierras dedicadas a la agricultura no ayudan a almacenar carbono, como sí es el caso de los bosques».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-47338574

Un «Bosque de raíces» método para salvar los bosques de África

El agrónomo australiano Tony Rinaudo ha sido premiado con el “Nobel alternativo” por demostrar a gran escala cómo las tierras áridas pueden ser sostenibles a un coste mínimo, mejorando el medio de vida de millones de personas.

El agrónomo australiano Tony Rinaudo es conocido como el “forest maker“. Ha vivido y trabajado en África durante décadas, desarrollando una solución a la extrema deforestación y desertificación de la región del Sahel. Con un simple método de gestión, los agricultores regeneran y protegen la vegetación local existente, lo que ha ayudado a mejorar el medio de subsistencia de millones de personas.

Tony Rinaudo nació el 19 de enero de 1957 en Australia. Creció en la región agrícola del valle de Ovens, en el norte de Victoria. Desde muy joven se sintió preocupado por las prácticas agrícolas destructivas en su región. “En ese momento, usaban aviones para fumigar la cosecha“, recuerda.

Estudió ciencias agrícolas en la Universidad de Nueva Inglaterra en Armidale. Después de graduarse en Ciencias Rurales, se unió a la organización misionera “Serving in Mission”, y en 1981 se trasladó a Níger con la esperanza de utilizar sus conocimientos para mejorar la vida de la gente.

Rinaudo se concentró en ayudar a la población rural a plantar árboles. Organizó un vivero de árboles y trabajó con las comunidades para plantar y proteger las plántulas. Pero las tasas de éxito eran bajas. Apenas el 10 % de las plántulas sobrevivieron a las tormentas de calor y polvo, y las que sobrevivieron se las comieron las cabras o taladas por la gente para obtener leña.

Bosque subterráneo.

En 1983, cuando se detuvo al borde de la carretera en su camino entre pueblos rurales, Rinaudo se dio cuenta de que cambiaría radicalmente su enfoque. Recuerda cómo le llamó la atención uno de los pequeños ‘arbustos’ que crecían en el campo: “Yo había ‘visto’ estos arbustos muchas veces antes, pero nunca me había parado a estudiarlos. Me acerqué para echar un vistazo más de cerca.” Rinaudo detectó que el “arbusto” era en realidad un árbol que había sido talado y que estaba brotando de nuevo del tocón. Había millones de esos arbustos, que los agricultores cortaban o quemaban rutinariamente para preparar los cultivos. Sus sistemas radiculares estaban intactos, pero escondidos en el suelo. Con el cuidado apropiado, se dio cuenta de que los árboles que había estado tratando de plantar tan desesperadamente podrían crecer naturalmente de este “bosque subterráneo”.

“Al ‘descubrir’ este bosque subterráneo”, recuerda Rinaudo, “el objetivo era claro. La reforestación ya no era una cuestión de contar con la tecnología adecuada o con el presupuesto, el personal o el tiempo suficientes. Ni siquiera se trataba de luchar contra el desierto del Sahara, o las cabras o la sequía. La batalla consistía ahora en desafiar creencias, actitudes y prácticas profundamente arraigadas y en convencer a la gente de que lo mejor para ellos sería permitir que al menos algunos de estos ‘arbustos’ volvieran a ser árboles”. Se dio cuenta de que si era la gente la que había reducido el bosque a un paisaje estéril, se necesitaría que la gente lo restaurara, y que las creencias, actitudes y prácticas falsas tendrían que ser desafiadas con la verdad, el amor y la perseverancia.

Regeneración natural gestionada por los agricultores.

A partir de esta idea, Rinaudo desarrolló el concepto de regeneración natural manejada por los agricultores (FMNR), un conjunto muy simple de acciones que los agricultores pueden tomar para regenerar sus tierras. En primer lugar, los agricultores estudian sus tierras y eligen entre las especies locales existentes las más adecuadas para regenerarse. En segundo lugar, los agricultores seleccionan algunos tallos que desean cultivar, mientras cortan el resto para utilizarlo, por ejemplo, como forraje o mantillo. Luego, los tallos seleccionados se podan hasta la mitad del tronco.

En 1983, Rinaudo comenzó a experimentar su método con 10 agricultores. Durante la grave hambruna de 1984, Serving in Mission introdujo un programa de alimentos por trabajo que introdujo a unas 70.000 personas a la regeneración natural gestionada por los agricultores y aplicó su práctica en unas 12.500 hectáreas de tierras de cultivo. De 1985 a 1999, el proyecto continuó promoviendo el método a nivel local y nacional, ya que Rinaudo organizó visitas de intercambio y jornadas de capacitación para varias ONG, silvicultores gubernamentales, voluntarios del Cuerpo de Paz, así como para grupos de agricultores y de la sociedad civil.

La regeneración natural gestionada por los agricultores se convirtió en un enorme éxito en Níger, gracias a su simplicidad cinco millones de hectáreas de tierra con más de 200 millones de árboles han sido restauradas con este método, y dos millones y medio de personas se han beneficiado de un mejor uso de la tierra. Al menos 22 países africanos ya están utilizando el método.

Más información: rightlivelihoodaward.org – fmnrhub.com.au

Fuente: https://ecoinventos.com/bosque-subterraneo/?fbclid=IwAR0gn7iJ2zBb8GOMB_YDDcrlkC2NuXGmXBEG7mby6O81YXTsaIav8uFiMMs

Sembrar árboles no es suficiente para los Ecosistemas

Así lo advirtieron varios expertos en el tercer encuentro del Foro Nacional Ambiental por los bosques. «La restauración requiere de la participación activa de la comunidad, mujeres e indígenas, al igual que una unión de los sectores ambiental, económico, social y científico».  La minería es una de las actividades que más degrada los ecosistemas. Foto: Daniel Reina.

Actividades como la deforestación, la minería de oro, la extracción de minerales y de petróleo, causan certeros impactos ambientales en ecosistemas estratégicos tales como los bosques, selvas, humedales, ríos y sabanas inundables, una hecatombe biodiversa que tarda cientos de años en recuperarse.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 33 por ciento de los suelos del planeta ya está degradado. Por su parte, de acuerdo con un estudio del Ideam y el Ministerio de Ambiente, más de 50 millones de hectáreas en Colombia (44,6 por ciento del territorio), presentan algún grado de probabilidad o amenaza por la degradación de suelos causada sólo por la salinización. 

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En los últimos 30 años, Colombia ha perdido más de 6,7 millones hectáreas de bosque por causa de la deforestación, un flagelo catalogado como la peor problemática ambiental en el territorio nacional y que afecta principalmente a los bosques húmedos tropicales de la Amazonia y el Pacífico, los mayores hervideros biodiversos del país.

Por su parte, el último informe del Ministerio de Minas y Energía, la Embajada de Estados Unidos en Colombia y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), dice que en 2019 el país albergó 98.028 hectáreas con explotación de oro de aluvión, actividad que contamina suelos y agua con mercurio.

Las zonas degradadas por la deforestación necesitan mucho más que la siembra de árboles nativos. Foto: Rodrigo Botero.

Restaurar los ecosistemas afectados por estas actividades es un reto que aún parece lejano en Colombia. Por esta razón, el tercer encuentro del Foro Nacional Ambiental (FNA), llamado Bosques para la vida, reunió a varios expertos para debatir sobre qué avances presenta el país y cuáles le falta en cuanto a la restauración ecológica.

Manuel Rodríguez, presidente del FNA y primer ministro de Ambiente del país, indicó que la restauración tiene una larga historia en Colombia, un recorrido lleno de errores y aprendizajes que inició con la siembra de especies exóticas en los años 20 del siglos XX en lugares como los cerros orientales de Bogotá, que quedaron llenos de eucaliptos y pinos. 

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“En los años 60, las corporaciones autónomas regionales iniciaron con programas en cuencas en áreas deforestadas con la siembra de especies exóticas. Como como en el embalse del Neusa, un proceso de rehabilitación con acacias, pinos y eucaliptos. Sin juzgar los resultados, esta reforestación se adelantó ante la ausencia de paquetes tecnológicos para hacerlo como se debía, es decir con especies nativas”, indicó Rodríguez.

En los años 70, el Inderena puso en marcha el programa integrado de protección de cuencas para desarrollar bosques con 129 comunidades, iniciativa que logró sembrar 10 millones de árboles. “En los 90, el Ministerio de Ambiente inició el llamado Plan Verde, dirigido a la restauración de los servicios ecosistémicos con las comunidad y logrando cubrir 140.000 hectáreas entre 1994 y 2006”, dijo el experto.

Las vías ilegales aparecen con mayor frecuencia en los bosques amazónicos. Foto: Rodrigo Botero.

Sin embargo, Rodríguez recalcó que el común denominador en los diferentes programas de restauración y reforestación son los resultados escasos y hasta inexistentes. “Nunca supimos si se protegieron los suelos o las aguas con esas acciones. Las evaluaciones y seguimientos son muy pocos, una de las mayores falencias de estos programas que debemos tener en cuenta hoy, cuando se propone formular un plan nacional forestal para los próximos años”.

No basta con sembrar

Manuel Guariguata, científico principal del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), dijo que restaurar no es plantar o sembrar árboles, una visión que ha evitado que las estrategias funcionen.

La restauración va mucho más allá de plantar árboles. Después de plantar vienen décadas para la restauración, épocas en las que no se miden los resultados. En 2019, Etiopía plantó 350 millones de árboles en un día, un récord a nivel mundial de la socidad civil pero que no se sabe lo que pasará con esas siembras en los próximos 10 años”.

Otro ejemplo revelado por Guariguata fue la siembra de 1.200 hectáreas de manglares luego del tsunami de 2004 en Sri Lanka, “de las cuales hoy sólo sobreviven 200 hectáreas. 54 por ciento de los intentos de siembra resultaron un fracaso total, una acción en la que se invirtieron 13 millones de dólares. Esto no funcionó porque fueron plantados en sitios que no eran aptos”.

Ambientalistas advierten que la siembra de árboles no es suficiente para restaurar los ecosistemas. Foto: Mauricio Ochoa.

Para el experto, plantar es solamente el comienzo de un proceso de toma de decisiones multidisciplinarias con varios actores de largo aliento. “El árbol es el eje conector, pero no lo es todo. Plantar es sencillo, pero ver qué objetivos se van o no a cumplir es lo que nos falta para la toma de decisiones, saber qué estamos ganando y perdiendo en cuanto a captura de carbono y mitigación del cambio climático”.

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Guariguata plantea varios mensajes relacionados con la restauración ecológica, basados en que los árboles son importantes tanto para la conservación como la producción. “El primero es que una restauración con bajos niveles de participación local resulta a menudo en conflictos que socavan el éxito de la estrategia a mediano y largo plazo. Hay que desarrollar e invertir en la capacidad local para identificar las habilidades de liderazgo en las comunidades, no sólo tener un grupo de monitores que reporten las especies de árboles”.

La conservación debe ir de la mano con la restauración. “De nada sirve comprometer millones de hectáreas para restaurar cuando se está deforestando la misma o mayor cantidad. De los 47 países alineados con el Desafío de Bonn, una cuarta parte continúa deforestando y expandiendo la frontera agrícola. Para alcanzar las metas nacionales de restauración son necesarios cambios en las políticas de uso del suelo y expansión agroindustrial”, afirma.

Las sembratones no serán suficientes para recuperar los ecosistemas degradados. Foto: Jhon Barros.

El científico indica que los países deben hacer hincapié en la selección de los sitios para las siembras. “Las plantaciones en las cuencas andinas consumen agua y reducen el suministro hídrico, mientras que plantar en suelos muy erosionados, sin materia orgánica o muy compactados, puede mejorar la infiltración del suelo y reducir la erosión. Es contraproducente plantar en cuencas que no tienen coberturas forestales nativas, como lo han hecho en páramos con especies foráneas”.

La seguridad en la tenencia y el acceso a la tierra también incide en la restauración ecológica. Según Guariguata, la mayoría de herramientas de planificación de restauración no contempla de manera explícita cómo evaluar estas acciones. “Es mucho más probable que la comunidad con seguridad en la tenencia de su propiedad emprenda acciones para restaurar”.

Mujeres y jóvenes

Elsa Matilde Escobar, especialista en conservación y uso sostenible de la biodiversidad e integrante del FNA, afirmó que es de suma importancia conocer la historia de la restauración y las diferentes metas planteadas a nivel mundial.

De acuerdo con una evaluación global puede haber más de 2.000 millones de hectáreas degradadas y deforestadas en todo el mundo, lo que constituye una oportunidad para llevar a cabo la restauración. Por eso nace el Desafío de Bonn, que tenía como objetivo restaurar 150 millones de hectáreas degradadas para el año 2020, lo cual no se ha logrado, y al menos 350 millones de hectáreas para 2030”. 

El 5 de diciembre de 2105, varios países de América Latina anunciaron nuevos compromisos a través de la iniciativa 2020, consistente en un proceso de restauración para 27,7 millones de hectáreas, área similar a la extensión del Reino Unido. “Colombia hace parte de esta iniciativa, pero no sabemos qué va a pasar después de la pandemia porque las reuniones fueron canceladas”, anota Escobar.

Elsa Matilde Escobar considera que las mujeres deben liderar los procesos de restauración ecológica. Foto: Semana.

Para la ex directora de la Fundación Natura, la restauración ecológica pocas veces es vista como un motor de desarrollo local para impulsar los territorios. “La visión de emprendimiento y creación de empresas no han sido contempladas, mientras que la participación comunitaria no es una constante en la restauración. En raras ocasiones participan las mujeres y los jóvenes, lo que es fundamental en esta materia”.

Para Escobar, muchos piensan que la restauración consiste en la siembra masiva de árboles, algo que es tan sólo una arista en todo el proceso. “Hay una gran diferencia entre sembrar árboles y hacer restauración ecológica. Siempre nos preguntamos qué pasa después de esas sembratones, cómo les hacen seguimiento, dónde se hacen y quiénes son los responsables de monitorear las zonas”.

Sumando a esto, la experta indica que Colombia debe ver la restauración como una oportunidad que reúna a los sectores ambiental, económico, social, la innovación e investigación para el manejo de un territorio, “al igual que hacer énfasis en los servicios ecosistémicos y la mirada integral del paisaje”.https://tpc.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

En muchas comunidades, la mujer es catalogada como la cuidadora de la naturaleza. Foto: Stefan Ruiz, Fundación Gaia Amazonas.

La visión indígena

El país no cumple con el dicho del que peca y reza empata en materia ambiental, mencionó Carlos Rodríguez, director de la Fundación Tropenbos Colombia. “Deforestamos mucho más que lo propuesto en la meta de restauración de un año. Además, nos enfrentamos al gran desafío de la apropiación social de la restauración, que implica tanto la generación del conocimiento como las tradiciones de las comunidades indígenas».

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Para Rodríguez, las comunidades indígenas son las que realmente cuidan la selva y los bosques, en especial los de la Amazonia, por lo cual deben ser las protagonistas en la restauración de los ecosistemas. “Los indígenas llevan más de 12.000 años cuidando la cobertura vegetal por medio del conocimiento del bosque, pero ninguno participa en las mesas o debates sobre restauración”.

Un solo indígena en la Amazonia puede repetir y recitar de memoria por lo menos 1.000 especies de árboles y hasta dibujar a la perfección 400 especies. “Ningún académico puede hacer eso. Además, los indígenas narran la historias y cuentos de cada árbol, tenemos mucho que aprender de ellos”, dice Rodríguez.

La relación de los indígenas con la naturaleza debería ser la hoja de ruta en la restauración. Foto: Juan Arredondo (alianza PNN-ACT).

El director de Tropenbos Colombia enfatiza que el país debe empezar a trabajar en una restauración productiva participativa, que abarca pensar en la tenencia del árbol y en una frontera productiva que incluya a los bosques y genere nuevas opciones. “Necesitamos un modelo económico forestal que incluya la restauración del bienestar local y ambiental, pero los mecanismos financieros no ayudan”.

Las líneas de créditos y pagos por servicios ambientales muchas veces terminan siendo desincentivos, indica Rodríguez. “Una restauración productiva participativa genera toda una economía del bosque en cuanto al uso y la conservación, y mucho más si se hace a nivel de vereda, en las juntas de acción comunal”.

Rodríguez concluye que las comunidades locales tienen el interés, capacidad y conocimiento para hacer restauración, pero tienen que funcionar como una autoridad ambiental y contar con mecanismos financieros. “Necesitamos hacer pedagogía de la restauración, es decir que los niños y jóvenes conozcan el bosque. Cada árbol debería contar con un niño para que lo cuide a largo plazo con el apoyo de las mujeres”.

Los indígenas de la Amazonia llevan miles de millones de años ciudando el bosque con su conocimiento ancetral. Foto: Juan Arredondo (alianza PNN-ACT).

Meta del Gobierno

Rubén Guerrero, coordinador del grupo de gestión integral de bosques del Ministerio de Ambiente, informó que el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 se trazó la meta de constituir en más de 700.000 hectáreas áreas bajo sistemas sostenibles de conservación, lo que incluye restauración, sistemas agroforestales y manejo forestal sostenible.

La meta de restauración es de 300.000 hectáreas, 224.500 en la Amazonia, 150.000 en los Santanderes, 23.000 en el Caribe, 13.300 en el Pacífico y 3.100 en el Eje Cafetero y Antioquia; que cuenta con un presupuesto de 1,7 billones de pesos.

Esa restauración incluye a los 180 millones de árboles anunciados por el presidente Iván Duque en Davos, sembratones en las que tenemos en cuenta el mantenimiento, escogencia de los sitios, participación de las comunidades y la permanencia de los árboles. Contamos con muchos aliados, entre entidades territoriales y el sector privado, para lograr una adecuada siembra”.

Los estragos de la minería de oro tienen afectadas varias zonas del Pacífico colombiano. Foto: Daniel Reina.

En el tercer encuentro por los bosques del Foro Nacional Ambiental, el vocero del Gobierno nacional informó que llevan más de 35 millones de árboles sembrados con el apoyo de diferentes aliados, pero no entró en detalles sobre los sitios y el estado actual de las siembras. 

Esta cifra indica que en los dos años que le quedan al actual Gobierno, aún le faltan 145 millones de árboles para cumplir la meta anunciada por el presidente Duque.

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Clara Solano, directora de la Fundación Natura, recalcó que la promesa de los 180 millones de árboles debe incluir planes regionales y por ecosistema. “No podemos hablar de una meta general cuando no hay aproximaciones que den suficientes luces sobre las escalas ecosistémicas. Se necesitan proyectos pilotos por ecosistemas, que den el norte para hacer las intervenciones y generar escuela en los escenarios locales».

La bióloga considera necesario que el país migre de la reforestación a la restauración y piense en la función ecológica y los servicios ecosistémicos. “El país requiere desarrollar otro tipo de metas que no sean medidas en hectáreas y árboles sembrados. Hay que pensar en escalas locales, regionales, veredales y de microcuencas, lo que permite tener sostenibilidad y gobernabilidad”.

La directora de la Fundación Natura cataloga a la minería como uno de los mayores pasivos ambientales en Colombia. Foto: Daniel Reina.

Un rezago profundo en el país es la restauración de las zonas afectadas por la extracción de oro, actividad que Solano cataloga como uno de los pasivos ambientales más grandes en Colombia. “Es uno de los temas más abandonados, al igual que la construcción de una base de datos de los viveros que producen especies nativas; no podemos pensar en sembrar árboles si no sabemos quién los produce. El rol de la mujer en los viveros debe potenciarse, ya que su capacidad para trabajar con las plantas es asombrosa”.

La directora de la Fundación Natura destacó como el mayor hito en la última década la creación del Plan Nacional de Restauración Ecológica, consolidado en 2014 y creado por varias organizaciones. Sin embargo, considera que falta una mayor atención por parte del Ministerio de Ambiente.

“Aunque el plan creó la mesa nacional de restauración, ésta carece de una gerencia u oficina técnica para que se haga sentir a nivel nacional, regional y local. Los mensajes siguen centralizados en Bogotá y hace más de un año que no se reúne la mesa. Es fundamental que el Ministerio de Ambiente le preste mayor atención al tema”. 

La deforestación sigue afectando principalmente a los bosques amazónicos. Foto: Jhon Barros.

Muchas fallas

La meta de restaurar 300.000 hectáreas del actual Gobierno sólo representa el uno por ciento de las áreas susceptibles a ser restauradas en Colombia. Así lo reveló Lilia Roa, miembro de la Red Colombiana de Restauración Ecológica. “Esos números no representan nada comparados con la tasa de degradación y deforestación que tenemos, una realidad que es lamentable. La pérdida de 75.000 hectáreas en la Amazonia este año es desesperanzadora”.

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Para Roa, el hecho de que el país piense que sembrar es restaurar, es una muestra de la incapacidad para constituir por ejemplo un socioecosistema. “Todos fallamos en no ver a la restauración como un motor de desarrollo, como sí está catalogada la minería. Carecemos de una estrategia de territorio que repercuta en los ecosistemas degradados y permita reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida”.

En lo corrido de este año, la deforestación ha estado disparada en la Amazonia. Foto: Jhon Barros.

La tenencia en el país es confundir términos como restauración, reforestación, conservación y compensación. “Sabemos que son, pero los confundimos y no conocemos cuáles son las acciones concretas para cada uno. Además, en Colombia es imposible monitorear todas las zonas porque no hay presupuesto. Firmamos metas nacionales e internacionales que no vamos a lograr; pareciera que los diferentes acuerdos fueran la acción de restauración”, dice la experta.

Roa precisó que el país debe pensar en ecosistemas funcionales y no sólo en recuperar la cobertura vegetal. “Hay que pasar de proyectos puntuales de restauración a un programa macro que ofrezca trabajo, enseñe y capacite a las comunidades y construya un territorio en torno a la recuperación de los ecosistemas”.

Por último, la experta hace un llamado para reconocer los saberes locales de las comunidades, como los indígenas, la capacidad de autogestión local, y la participación de la mujer y los jóvenes. 

Fuente: https://sostenibilidad.semana.com/medio-ambiente/articulo/sembrar-arboles-no-significa-restaurar-ecosistemas-degradados/52763?fbclid=IwAR1dV-gaev7Ya1geni4471uhcAbJ_pq4mVhc4XMQYzMRmlaWIqsn5p0TDkY

21 de marzo, Día Internacional de los Bosques

  • Los expertos señalan que el deterioro ambiental está agravando la permanencia entre la población de estas enfermedades zoonóticas, al mismo tiempo que se espera que la deforestación aumente los brotes de enfermedades zoonóticas.

21 de marzo, Día Internacional de los Bosques

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  • La tala y la deforestación, en particular de bosques tropicales, está permitiendo que los humanos entren en contacto con patógenos a los que no habíamos estado expuestos antes
  • Según la organización Global Forest Watch, desde 2001 a 2018 se ha producido una pérdida de 361 millones de hectáreas de cubierta arbórea a nivel mundial, lo que supone una reducción del 9% desde el año 2000
  • Greenpeace espera que la “reconstrucción social y económica”, tras esta crisis del coronavirus, integre, como una oportunidad, la lucha contra la emergencia climática y ambiental

En el Día Internacional de los Bosques, que se celebra hoy, Greenpeace recuerda que la tala y la deforestación, en particular en los bosques tropicales de la Amazonia y la Cuenca del Congo, está permitiendo quelos seres humanos entren en contacto con poblaciones de fauna silvestre portadores de virus, bacterias y otros microorganismos(patógenos zoonóticos) a los que generalmente los seres humanos no habían estado expuestos.

“Si no asumimos el valor de los servicios que nos ofrecen los ecosistemas, la necesidad de gestionar correctamente los recursos naturales y el hecho de que vivimos en un planeta con límites biofísicos,nos veremos abocados a crisis cada vez más frecuentes y más severas, a las que pondremos el adjetivo de sanitarias, climáticas o migratorias, pero que tienen como elemento común un problema sistémico”, ha declarado Miguel Ángel Soto, portavoz de Greenpeace España.

21 de marzo, Día Internacional de los Bosques

Greenpeace se solidariza con los familiares de las personas fallecidas y con las afectadas por el COVID-19, prioridad absoluta en este momento, y recuerda que es importante seguir poniendo de relieve estas realidades, por lo que puedan generar en términos de prevención a futuro.

Se estima queel 58% de las enfermedades infecciosas proceden de los animales, son zoonóticas, así como el 73% de los patógenos emergentes o reemergentes (1).

Más de dos tercios de las enfermedades zoonóticas se originan en la fauna silvestre y en los últimos 50 años,ha habido un gran aumento de las enfermedades emergentesque se han atribuido a la invasión humana del hábitat, en particular en los “puntos calientes” de las enfermedades en las regiones tropicales (2).

Un estudio afirmó que alrededor del30% de los brotes de enfermedades nuevas y emergentes como el virus Nipah, Zika y el Ébola están relacionados, precisamente, con estos cambios de uso de la tierra. (3)

La tala, la caza, la alimentación y el tráfico internacional de fauna silvestre plantean un riesgo considerable de transmisión de patógenosentre especies. Y, debido a las altas densidades de población y al comercio internacional, los efectos de esta transmisión pueden extenderse por todo el mundo.

Aunque la deforestación de los bosques tropicales está aumentando el riesgo de transmisión entre la vida silvestre y los seres humanos, parece que la tala selectiva plantea un peligro aún mayor, ya que las zonas de tala retienen la diversidad biológica mucho más que las zonas de desmonte o los bosques quemados. Por lo tanto, la probabilidad de entrar en contacto con enfermedades zoonóticas es mucho mayor (4).

Pérdida forestal

Estos riesgos aumentan mientras, a la vez, el planeta sigue perdiendo bosques. Los últimos datos disponibles de laFAO señalan que entre 1990 a 2015 se registró una pérdida neta de unos 129 millones de hectáreas de bosque(5).

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Según la organización Global Forest Watch (6), desde 2001 a 2018 se ha producido una pérdida de 361 millones de hectáreas de cubierta arbórea a nivel mundial, lo que supone una reducción del 9% de esa superficie desde el año 2000. Según esta última organización, esa pérdida de cubierta forestal ha supuesto laemisión a la atmósfera 98.7Gt de CO₂, agravando el cambio climático.

La transformación de bosques en cultivos (soja, aceite de palma, etc.), pastos para ganado y plantaciones para otras producciones (como pasta de papel, caucho, etc.) son los principales motores de esta deforestación,siempre facilitada por la explotación forestal, frecuentemente ilegal.

La demanda de materias primas por parte del mercado español tienen mucho que ver con este problema.El sector cárnico español, de manera especial la ganadería estabulada en régimen intensivo, demanda gran cantidad de piensos, para los que es necesario importar ingentes cantidades de soja.

España es líder en la producción de piensos ganaderos y en importación de soja dentro de la UE. En 2017 el 40% de la soja importada procedía de Brasil y el 32% de Argentina, ambos países afectados por intensos procesos de deforestación, precedidos por la quema de la selva.

Según fuentes del mismo sector de fabricación de piensos,ni una tonelada de esa soja se ha importado con un certificado de sostenibilidad(7). También, el pasado mes de febrero, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico dio a conocer los resultados de una investigación del Seprona donde se ponía de manifiestola complicidad del sector de la madera en España con los graves problemas de la tala ilegal y el contrabando mundial de maderas preciosas.(8)

Este mismo miércoles, en la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso, Pedro Sánchez afirmó que“experiencias previas con el sida, el ébola, las vacas locas, o la gripe A, no han sido suficiente para frenar el impacto mundial del coronavirus. Cada una tiene sus singularidades”.

Pero, en opinión de Soto, “estas experiencias tienen algunos elementos en común. El principio de precaución es una herramienta fundamental para minimizar los daños.

Las políticas preventivas evitan la pérdida de vidas humanas y reducen los altos costes económicosde estas crisis; un buen sistema de salud público es vital para asegurar una cobertura a toda la población; y unmedioambiente saludable, con recursos naturales bien gestionados (aire, agua, alimentación), son una salvaguarda para hacer comunidades más resilientes a estas crisis”.

Fuente: https://www.ecoticias.com/medio-ambiente/200427/21-marzo-Dia-Internacional-Bosques

Las áreas verdes de las ciudades ayudan a prevenir muertes prematuras

El mayor estudio realizado hasta la fecha confirma que un incremento en áreas verdes alrededor de la vivienda se asocia de manera significativa con una reducción en la mortalidad prematura. La investigación proporciona evidencia científica robusta para que las urbes estimen el impacto de nuevas áreas verdes.SINC 21/11/2019 00:30 CEST

La mitad de la población mundial vive en ciudades, donde suele haber pocos espacios verdes. / Creative Commons. Photo by Haseeb Jamil on Unsplash

Las áreas verdes residenciales pueden proteger contra la mortalidad prematura por todas las causas, según una revisión sistemática y un metaanálisis realizados por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ”la Caixa”, en colaboración con la Universidad de Colorado y la Organización Mundial de la Salud (OMS), y publicado en la revista The Lancet Planetary Health.

Este trabajo estima una reducción del 4 % en la mortalidad por cada incremento de 0,1 en el índice de vegetación a 500 metros o menos de la residencia

El análisis, que incluyó nueve estudios longitudinales en siete países (Canadá, Estados Unidos, España, Italia, Australia, Suiza y China) y más de ocho millones de personas, proporciona evidencia científica robusta sobre el impacto que tiene el incremento de las áreas verdes en las ciudades sobre la mortalidad prematura.

La mitad de la población mundial vive en ciudades, donde suele haber pocos espacios verdes. Muchos estudios indican que las áreas verdes en ciudades tienen un efecto positivo sobre la salud, como menos estrés, mejor salud mental, y menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico y muerte prematura, entre otros.

Sin embargo, muchos de estos estudios se fijan solo en un momento específico en el tiempo y usan diferentes maneras de medir la exposición a áreas verdes.

Por estas razones, el equipo investigador decidió centrarse en estudios longitudinales –es decir, con una cohorte de personas a lo largo de varios años– que, además, cumplían otros dos requisitos: usar una manera sencilla de medir la exposición a áreas verdes basada en imágenes de satélite –el índice normalizado de diferencia en vegetación o NDVI– y considerar la mortalidad como desenlace.

El metaanálisis de los estudios confirma que un incremento en áreas verdes alrededor de la vivienda se asocia de manera significativa con una reducción en la mortalidad prematura. Específicamente, el estudio proporciona una estimación del efecto protector: una reducción del 4 % en la mortalidad por cada incremento de 0,1 en el índice de vegetación a 500 metros o menos de la residencia.

El equipo quiere cuantificar el número de muertes prematuras evitables en las ciudades si se consiguiera aumentar la infraestructura verde

“Es la síntesis más grande y completa hasta la fecha sobre espacios verdes y mortalidad prematura y los resultados apoyan intervenciones y políticas que incrementen los espacios verdes como estrategia para mejorar la salud pública”, comenta David Rojas, investigador de ISGlobal y de la Universidad de Colorado y primer autor del trabajo. Además, el estudio proporciona “valiosa información que se podrá usar en estudios de evaluación de impacto en salud”, explica el investigador.

Muertes prevenibles en el mundo

Rojas y su equipo están aplicando los resultados de este metaanálisis para estimar el número de muertes prematuras que se podría evitar en ciudades de todo el mundo si se consiguiera la ambiciosa meta de aumentar la infraestructura verde.

“Los programas de incremento del verde urbano no solo son clave para promover la salud pública, sino que también aumentan la biodiversidad y mitigan los impactos del cambio climático, haciendo que nuestras ciudades sean más sostenibles y habitables”, concluye Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal.

Referencia bibliográfica:

Rojas-Rueda D, Nieuwenhuijsen M, Gascon M, Perez-Leon D, Mudu P. Green spaces and mortality: a systematic review and meta-analysis of cohort studiesTheLancet Planetary Health, November 2019; 3: 69–77.

Fuente: https://www.agenciasinc.es/Noticias/Los-espacios-verdes-en-las-ciudades-pueden-evitar-muertes-prematuras

Los bosques de Australia

QUEENSLAND

Zillie Falls, Atherton Tablelands, QLD. © Tourism and Events Queensland

Zillie Falls, Atherton Tablelands, Queensland

Puede recorrer los cinco tipos climáticos de bosque tropical en Queensland.  En el norte de Queensland, los Trópicos Húmedos, declarados Patrimonio de la Humanidad, incluyen el bosque tropical de Kuranda y el Daintree, el bosque húmedo tropical más antiguo sobre la faz de la Tierra.  El Daintree alberga una increíble variedad de plantas y animales, Puede llegar  Cairns, Puerto Douglas, cabo Tribulation y Cooktown.  Navegue por el río Daintree, pruebe el bush tucker con un guía aborigen o pase la noche en un alojamiento ecológico situado en las copas de los árboles.  En la zona interior de la Costa de Oro, los Parques Nacionales de Lamington y Springbrook albergan bosques húmedos subtropicales y de clima fresco moderado que se remontan al antiguo bloque continental de Gondwana. Explórelos en excursiones de un día o emprenda la ruta Great Gold Coast Hinterland Walk.

TASMANIA

Southwest National Park, TAS. © Tourism Tasmania

Southwest National Park, Tasmania

Tasmania alberga las franjas de bosque tropical de clima fresco moderado de mayor tamaño de Australia. Gran parte del bosque tropical forma parte de los parajes naturales, declarados Patrimonio de la Humanidad, de la isla. Estos enclaves mágicos, oscuros y frescos albergan una rica variedad de flora y fauna, que incluye especies que no existen en otro lugar de la Tierra. Recorra la ruta Overland Track por los antiguos bosques de King Billy Pine en el Parque Nacional de Cradle Mountain-Lake St Clair.   Conozca mejor el bosque tropical Gondwana cubierto de musgo, recorriendo la ruta Creepy Crawly Nature Trail en el Parque Nacional de Southwest. Observe los extraños pinos de Huon en la ruta Franklin River Nature Trail, que recorre el Parque Nacional de Wild Rivers.  O explore el bosque tropical que rodea las cataratas Liffey, situadas en el extremo norte del enclave Patrimonio de la Humanidad.

NUEVA GALES DEL SUR

Nightcap National Park, NSW. © Destination NSW

Nightcap National Park, New South Wales

Los bosques tropicales Gondwana de Australia abarcan cincuenta parques distintos en el norte de Nueva Gales del sur y en el sudeste de Queensland. Este enorme enclave declarado Patrimonio de la Humanidad, al que se puede llegar desde Byron Bay, cuenta con el bosque tropical subtropical de mayor tamaño del mundo, además de bosques tropicales de clima cálido y temperaturas moderadas.  Realice una excursión por el bosque tropical en los Parques Nacionales de Nightcap, monte Warning o Montes de la Frontera, que flanquean el antiguo volcán erosionado de monte Warning Wollumbin.  Escuche el canto de la rara ave lira de Alberto, disfrute de un picnic entre las hayas de copa negra, observe marsupiales autóctonos o realice una excursión panorámica en automóvil.  Encontrará también pequeñas áreas de bosques tropicales en las Montañas Azules, Patrimonio de la Humanidad, cerca de Sídney, en el Parque Nacional de Budderoo, en Southern Highlands y en el Parque Nacional de Myall Lakes, al norte de Puerto Stephens.

TERRITORIO DEL NORTE

Top Pool, Gunlom, Kakadu National Park, NT. © Tourism NT

Top Pool, Gunlom, Kakadu National Park, Northern Territory

El sur del Parque Nacional de Kakadu, Patrimonio de la Humanidad, está salpicado de bosques tropicales monzónicos.  Explórelos en un recorrido hacia las espectaculares cataratas Jim Jim, con una caída de más de 250 m hacia profundas y frescas pozas. Siga la ruta Gubarra Pools Walk o emprenda la ruta Gu-ngarre Walk a través de la sabana, con destino al borde de un estanque.  Kakadu es famoso, también, por los pantanos salpicados de nenúfares, la abundante fauna y los tesoros escondidos de arte rupestre aborigen.  Navegue por los ríos mientras contempla cocodrilos, barramundis y aves; observe grietas talladas en las rocas por los antepasados del Dreamtime, o tome un vuelo panorámico sobre las cataratas de Kakadu y las accidentadas escarpas.

VICTORIA

Melba Gully, Great Otway National Park, VIC. © Tourism Victoria

Melba Gully, Great Otway National Park, Tourism Victoria

El bosque tropical de clima fresco moderado de Victoria sobrevive en pequeñas áreas repartidas de Gippsland y las cordilleras de Dandenong, Yarra y Otway. En Gippsland, podrá seguir los senderos de los bosques tropicales a través del Parque Nacional de Tarra Bulga y el Parque Nacional de Morwell, o serpentear entre aromáticos sasafrases y bayas negras de olivo en Errinundra Saddle. Camine a través de la copas de altos serbales en el Parque Nacional de Yarra Ranges, que se encuentra a una hora en automóvil desde Melbourne.  O abandone la Great Ocean Road a pie para explorar la exuberante vegetación del Parque Nacional de Great Otway.  El entarimado de Melba Gully conduce hasta hayas mirto de clima fresco, acacias de madera negra cubiertas de musgo y helechos.

AUSTRALIA OCCIDENTAL

Emma Gorge, El Questro Station, East Kimberley, WA. © Tourism Western Australia

Emma Gorge, El Questro Station, East Kimberley, Western Australia

Es posible que solo asocie la región de Kimberley con sus parajes interiores (Outback), pero, de hecho, cuenta con más de mil áreas de bosque tropical seco.  Dispersas por valles abrigados y áreas costeras de alta precipitación, estas zonas albergan alrededor de trescientas especies de plantas, muchas de ellas no existen en ningún otro lugar en el mundo.  Ofrecen, también, refugio a especies de animales en peligro de extinción como algunas aves, serpientes y el falangero de cola escamosa.  Esté atento y no se pierda las cepas relictas y los bosques tropicales que rodean las pozas y los manantiales en la carretera Gibb River Road, en la zona norte de Kimberley. El Parque Nacional de Mitchell River cuenta con zonas de bosque tropical que albergan plantas únicas en comparación con la sabana de alrededor.

Fuente: https://www.aussiespecialist.com/es-cl/sales-resources/fact-sheets-overview/australias-rainforests.html

Proyecto verde para crear 100 huertos en 100 días en Manta, Ecuador

100 huertos en 100 días

La Concejala Marciana Valdivieso ha participado en la creación de los huertos junto a las personas de diferentes comunidades.

100 huertos en 100 días

El Alcalde de la ciudad, Agustín Intriago Quijano, también participa de esta obra.

Manta sigue con la aspiración de convertirse en una de las ciudades más verdes del Ecuador. Esto de la mano de la Concejala de la ciudad, Marciana Valdivieso, quien ha impulsado una nueva campaña de forestación en la ciudad de las 13 playas.

La campaña tiene el nombre de «100 huertos en 100 días» y busca además de la creación de nuevas áreas verdes, mejorar la economía familiar, así lo explicó Valdivieso, quien además manifestó que durante la primera etapa habían sido beneficiadas 500 familias y más de 2.500 personas.

En septiembre del 2019, la Concejala, llevó a cabo otro proyecto de arborización, en el que se lograron plantar 1.000 árboles en toda la ciudad, en un solo día.

Marciana resalta que con la creación de los huertos en cada hogar, las familias podrán tener un ahorro significativo al momento de cosechar los productos comestibles que son necesarios en la mesa ecuatoriana. Además de que contribuirá con el cuidado del planeta.

Fuente: https://www.eluniverso.com/noticias/2020/01/23/nota/7702218/proyecto-manta-busca-crear-100-huertos-100-dias

El COP25 y sus resultados

La versión 25 de la Conferencia de las Partes (COP) o Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático 2019, realizada en Madrid del 2 al 13 de diciembre de 2019, terminó con dos días de retraso y dejó con un sabor amargo a varias de las autoridades, científicos y organizaciones activistas que miraban de cerca esta reunión de casi 200 países realizada en Madrid.

Tras una jornada de maratónicas negociaciones -e incluso luego de la exclusión de un primer borrador calificado de «insuficiente»-, la madrugada de este domingo se llegó finalmente a un acuerdo, denominado «Chile-Madrid. Tiempo de Actuar».

En él, se pide aumentar la «ambición climática» en 2020 y cumplir el Acuerdo de París para evitar que el aumento la temperatura supere 1,5 grados este siglo.

Sin embargo, sus críticos aseguran que es un consenso «débil» pues, entre otras cosas, no se incluyó el apartado sobre la regulación de los mercados de carbono, debido a que los países no lograron sellar un compromiso común al respecto.

Pero, más allá de los cuestionamientos, ¿de qué se trata realmente el documento?

¿Qué se acordó?

El primer gran acuerdo tiene que ver con un compromiso al año 2020 para que los países presenten planes de reducción de emisiones de carbono «más ambiciosos» con el fin de responder de mejor manera a la emergencia climática.

La presentación de este compromiso debe hacerse en la versión número 26 de la COP, que se realizará el próximo año en la ciudad de Glasgow, Escocia.

Las partes deberán abordar la brecha entre la recomendación de la ciencia para evitar el peligro del cambio climático y el estado actual de sus propias emisiones.

El problema, no obstante, es que no todos los países se plegaron a este compromiso. Entre ellos, Estados Unidos, China e India, grandes emisores de gases de efecto invernadero.

El segundo punto importante del documento está relacionado con el rol de la ciencia. El acuerdo reconoce que cualquier política climática debe ser permanentemente actualizada en base a los avances de la ciencia.

Así, se habla de que el conocimiento científico será el «eje principal» para focalizar las decisiones climáticas de los países.

El océano y el uso del suelo fue un tercer punto clave de este consenso, reconociendo la importancia de mantener su equilibro para el buen funcionamiento del sistema climático.

Este tema fue uno de los más debatidos durante la cumbre y no estuvo exento de polémicas: Brasil, de hecho, estuvo a punto de no sumarse al acuerdo pues tenía diferencias con dos de los párrafos relativos a este tópico.

«No estamos satisfechos»

En el cierre de la COP25, la presidenta de la cumbre y ministra del medio ambiente de Chile, Carolina Schmidt, reconoció que está con «sensaciones encontradas» respecto al resultado de la conferencia.

Si bien aseguró que los acuerdos alcanzados son importantes, también afirmó que no son «suficientes». «El mundo nos está mirando y espera soluciones concretas más ambiciosas. Por lo tanto, no estamos satisfechos», dijo.

Schmidt advirtió que las nuevas generaciones esperan «más de nosotros», respuestas «sólidas, urgentes y ambiciosas».

La ministra también abordó la falta de acuerdo respecto a la regulación de los futuros mercados de emisiones de carbono, discusión que se postergó para el próximo año.

«Queríamos cerrar el Artículo 6 para implementar un mercado de carbono robusto con integridad ambiental, enfocado en generar recursos para transitar hacia un desarrollo sustentable, basado en bajas emisiones y resiliente al clima. Es triste no haber podido llegar al acuerdo final, estuvimos tan cerca», dijo.

Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que está «decepcionado con los resultados».

«La comunidad internacional ha perdido una oportunidad importante de mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y finanzas para afrontar la crisis climática», dijo.

En la misma línea, Laurence Tubiana, de la Fundación Europea del Clima y arquitecto del acuerdo de París, señaló a la BBC que el resultado de este COP «está muy lejos de lo que la ciencia nos dice que se necesita».

«Los principales actores no cumplieron con las expectativas, pero gracias a una alianza progresiva de pequeños estados insulares, países europeos, africanos y latinoamericanos, obtuvimos el mejor resultado posible contra la voluntad de los grandes contaminadores», agregó.

La joven Greta Thunberg, en tanto, indicó que «la ciencia está siendo ignorada» y que parecía que la COP25 se estaba «desmoronando». «Pase lo que pase, nunca nos rendiremos. Sólo acabamos de empezar», agregó en su cuenta de Twitter.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-50800493

Sitio original: https://unfccc.int/es/cop25

Las plantas ganan espacio en las ciudades

 El siguiente trabajo fue publicado en el año 2014, en el diario El País de España, describiendo como las plantas ganan espacio en edificios y espacios públicos en las ciudades más importantes del mundo…
Hundertwasser-haus, Viena. Sus creadores la definieron como una casa en armonía con la naturaleza.
Hundertwasser-haus, Viena. Sus creadores la definieron como una casa en armonía con la naturaleza.

Imaginen una ciudad que, vista desde arriba, ofrece el colorido de un gigantesco mosaico verde. Un lugar donde los tejados albergan jardines que hacen la vida acogedora, donde la naturaleza no es la excepción en un mar de cemento ni algo reservado para excursiones de fin de semana, con los niños y la tartera. Ahora imaginen una ciudad vista desde abajo, donde los bosques surgen del asfalto y suben sin miedo hasta tocar el cielo. Imaginen, por qué no, una gran urbe como Chicago enverdeciendo sus azoteas, un aeropuerto berlinés transformado en parque o una antigua vía de ferrocarril elevado convertida en el eje verde más in de la Gran Manzana. ¿Utopía ecologista o realidad?

Las torres del Bosco Verticale, de Stefano Boeri Architects, son un sueño de sostenibilidad que busca compensar los alarmantes niveles de contaminación en el centro de Milán. Con 76 y 110 metros de altura, más de 900 árboles, 11.000 plantas y 5.000 arbustos que formarán su piel exterior, constituye un auténtico ecosistema natural que servirá de aislante térmico, ayudando a mantener los espacios interiores frescos en verano y cálidos en invierno, ahorrará energía, filtrará el polvo de la ciudad y protegerá de la contaminación acústica a sus habitantes. Además, absorberá dióxido de carbono y verterá oxígeno a la atmósfera y a las viviendas próximas.

La cobertura verde de cada torre equivale a 10.000 metros cuadrados de bosque. Es el primero de su clase, pero no será el único en pretender combinar los crecientes desafíos del desarrollo urbano con la regeneración del entorno natural: en Singapur, los 31 pisos de la Scotts Tower, de UNStudio, incluirán espacios recreativos como parques, restaurantes y piscinas, y estarán coronados por un jardín sostenible en su azotea.

En la ciudad china de Shenzhen, el estudio francobelga Vincent Callebaut Architects ha imaginado un conjunto de seis rascacielos –farmscrapers– cuyas 111 plantas, diseñadas como burbujas transparentes, contendrían un jardín suspendido en el exterior y una mezcla de espacios residenciales, oficinas y áreas recreativas, completando un ecosistema con turbinas de viento, reciclaje de agua y paneles solares que, de momento, son solo un prototipo. Toda una gama de opciones para gozar de la naturaleza sin salir de casa, aunque sus elevados costes no los conviertan en una opción muy democrática: el Bosco Verticale tiene un presupuesto total de 65 millones de euros, y ninguna de las viviendas de las Scotts Tower baja de los dos millones de dólares “antes del descuento” que la promotora anuncia en su web.

La OMS recomienda de 10 a 15 metros cuadrados de superficie verde por habitante

La revolución verde, sin embargo, puede y debe estar al alcance de todos. En Manhattan, la última sensación urbanística no ha sido un gigante de acero, sino el High Line, una antigua vía de tren que cerró en 1980 y que reabrió en 2009 reconvertida en parque urbano, gracias al esfuerzo de la asociación Amigos del High Line, donaciones privadas y la ayuda de las autoridades locales. Ubicado en el Lower West Side e inspirado en un proyecto similar en París, los tres tramos de este parque lineal cuya finalización está prevista para otoño de 2014 albergan 210 especies de plantas, atractivas vistas del río Hudson y de la ciudad, puestos de comida y diversos proyectos artísticos que lo han convertido en un imán para turistas y residentes.

El High Line es, según Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York cuando se puso en marcha el proyecto, “un apreciado oasis vecinal, un claro generador de actividad económica para toda la ciudad y un icono reconocido para proyectistas, diseñadores y líderes de todo el mundo”. No es, sin embargo, el único espacio de la ciudad de los rascacielos que ha sido transformado para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos: el Hudson River Park y el Brooklyn Bridge Park eran dos viejos muelles que hoy viven su propio renacimiento verde.

Árboles y plantas reconquistan el asfalto

Sin movernos de Estados Unidos, el estudio NBBJ ha diseñado en el centro de Seattle el nuevo cuartel general de Amazon, un espectacular conjunto de tres esferas de cristal y acero que albergarán “espacios flexibles de trabajo” y más de 6.000 metros cuadrados de zonas verdes abiertas al público, un parque para perros e incluso un carril bici. El complejo, que se completará con tres edificios de oficinas de 38 plantas, ya ha comenzado a construirse y se espera que esté terminado en 2016. Son motivos suficientes para sentirse optimista en un país cuyas ciudades pierden, por otra parte, cuatro millones de árboles al año.

Y los ejemplos continúan en urbes como Madrid, donde el eje vertebrador que es Madrid Río ha recuperado zonas y unido barrios que antes apenas se relacionaban, o Berlín, con la apertura al público del antiguo aeropuerto de la ciudad. Cerrado en 2008, Tempelhofer Park es hoy un inmenso parque que alberga seis kilómetros para correr, montar en bici o en patines y varias zonas depicnic.

En nombre del progreso, las ciudades se han desarrollado relegando los espacios verdes a algo casi anecdótico. Y sin embargo, Enric Pol, psicólogo ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona, señala: “Ese parque que tenemos a cinco o diez minutos de casa, al que vamos con los niños, es de vital importancia para mantener el tejido social, para relacionarse de una manera espontánea con los demás. Uno de los problemas de la sociedad es que hemos ido reduciendo nuestras interacciones no previstas y las hemos limitado alrededor del único núcleo que nos concentra: el trabajo”.

Pero afortunadamente el progreso empieza a entenderse de una manera muy diferente. Río de Janeiro acaba de demoler una autopista aérea para devolver esa zona a los ciudadanos, San Francisco hizo lo propio con una doble vía costera que quedó dañada por el terremoto de 1989 y la ciudad de Seúl construyó en 2003 el parque Cheonggyecheon, antes autopista.

La naturaleza gana

La Organización Mundial de la Salud recomienda de 10 a 15 metros cuadrados de superficies verdes por habitante, pero estamos aún muy lejos de ese objetivo. Para Ismael Caballero, ingeniero civil especializado en arquitectura bioclimática, “los arquitectos urbanistas dan más valor a concentrar el mayor número de personas e integrar el máximo posible de comercios para generar riqueza económica, aunque esto haga crecer las enfermedades y perder calidad de vida”.

Hudson River Park, Nueva York. El antiguo muelle es ahora un gran espacio verde
Hudson River Park, Nueva York. El antiguo muelle es ahora un gran espacio verde

La naturaleza va poco a poco recobrando los espacios que le pertenecen, en forma de nuevos parques, de espacios reciclados y coronando los propios edificios, como en los llamados techos verdes, que hoy representan el 10% de los tejados en Alemania y generan beneficios muy similares al de rascacielos ecológicos como el Bosco Verticale de Milán. En Estados Unidos, el Ayuntamiento de Chicago y la Academia de las Ciencias de California ya los han incorporado a sus instalaciones y en México DF la azotea del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) consta de 5.000 metros cuadrados e incluye hasta un espacio para practicar yoga. En Europa, la Federación de Asociaciones de Techos Verdes (EFB) promueve el uso de tejados y fachadas verdes en sus países miembros (Alemania, Italia, Austria, Hungría, Holanda, Suiza, Suecia, Noruega, Bélgica, Polonia, República Checa y Reino Unido). La ciudad austriaca de Linz subvenciona a los constructores que los instalen.

Aunque cortos, vamos dando pasos en esta dirección. Pero hay que hacer más. Los espacios verdes actúan de filtro contra la contaminación, regulan el intercambio de aire, calor y humedad, y reducen la tensión y la fatiga, entre otros aspectos. “Se ha demostrado que las personas que trabajan en oficinas cuyas ventanas dan a jardines o parques con vegetación abundante tienen un 73% menos de depresión”, sostiene Caballero. ¿El futuro? Nada es descartable, puede que incluso veamos parques subterráneos como el Low Line en Manhattan, un innovador proyecto de Dan Barasch y James Ramsey para una estación de trolebús abandonada hace 60 años a la que llegaría la luz solar a través de fibra óptica. Aunque aún busca financiación, su objetivo es convertirse en realidad en 2018.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2014/06/17/buenavida/1402994616_712181.html